martes, 18 de noviembre de 2014

Una segunda oportunidad

Hace poco estaba pensando lo siguiente, para motivarme y porque me pregunté qué haría si sucediera. Imaginé que moría e iba al Cielo, y cuando llegaba Dios me mostraba todo lo que pude haber hecho en esta vida, el potencial que había en mí y que pude haber llegado a alcanzar; lo que ÉL había puesto en mí, lo que yo era, mi esencia y la semilla que estaba dentro. Luego me pregunté qué haría yo en ese momento. Lo que haría es decirle: Padre, déjame regresar y volver a intentarlo, ahora que sé sí lo voy a hacer!

Esto me impactó mucho. Lo primero que veo es que esa segunda oportunidad no la tendría. Sólo vivimos una vez aquí en la tierra y otra por el resto de la eternidad. Seguro que allá será magnífico y mejor de lo que toda nuestra imaginación puede pensar en sus pensamientos más locos. Pero aquí solo tenemos una oportunidad. Una. No más. Lo que soy y llegue a ser, hacer o tener, sólo tengo un strike para serlo, hacerlo o tenerlo. Fuera de eso no hay más. Cuando el cronómetro termine no hay prórroga, ni hay partido de vuelta.

Esto lo pensaba principalmente porque creo y sé que Dios ha puesto música en mí. Lo llevo dentro. Me imaginaba que Dios me mostraba lo lejos que pude haber llegado y que hubiera sido un gran músico si hubiera hecho "algo", si tan solo lo hubiera intentado y no me hubiera quedado tocando sólo en mi cuarto. No quiero morir sabiendo que pude haberlo llegado a ser, que todo estaba listo y sólo era que lo intentara y diera lo mejor de mí. No quiero enterrar el talento que Dios me dio, quiero devolverle los cinco que me dio con otros cinco más. Eso es lo justo. Dios me dio y nos da a cada uno lo que ÉL quiso, no debemos dejar morir esa semilla sin dejar que crezca, que tenga vida, matarla sin que haya nacido. Es como cuando le damos un regalo a alguien y nunca lo usa. ¿Qué pensaríamos? Mejor se lo hubiéramos dado a otra persona que sí lo usara. Ojalá Dios no piense eso de mí.

Sólo tenemos una oportunidad. ¡Quiero ser la persona que Dios me diseñó para que fuera!

jueves, 14 de agosto de 2014

Déjame ir Contigo

Quiero compartir brevemente un versículo que acabo de leer y que llamó mi atención en un punto en específico. En el pasaje relacionado, Jesús echó fuera una legión de demonios de un hombre gadareno (de la región de Gad). La gente al ver lo que había pasado y que el hombre se encontraba bien, como nunca antes lo habían visto, se asustaron. En el versículo de Marcos 5:17 dice: Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con Él.

Lo que quiero resaltar en este versículo es la diferencia entre las personas que no tuvieron el encuentro personal con Jesús y quien si lo tuvo. Los demás no entendían que pasaba y le pidieron a Jesús que se fuera. Lo que Él hacía no era malo, al contrario; pero ellos al no entender, lo tomaban como algo indeseable y preferían echar a Jesús y seguir en su normalidad.

Por el otro lado, el ex-endemoniado tuvo un milagro sobrenatural de Dios en su vida. Él lo experimentó, lo vivió, los sucesos pasaron dentro de sí mismo. Por eso él sabía el poder que había actuado en ÉL y que era innegable que era la mano de Dios en su vida. Por eso la diferencia de su reacción, mientras todos querían que Jesús se fuera, él quería ir con Jesús.

Eso es lo que pasa con alguien cuya vida ha sido cambiada y dada vuelta por Dios mismo: lo que queremos es seguirlo. Sabemos que Él es la verdad y que sus milagros han sido hechos vida en nosotros. Por eso, sin importar que los demás piensen que es una locura, sabemos que el camino a seguir es Jesús.