Quiero compartir brevemente un versículo que acabo de leer y que llamó mi atención en un punto en específico. En el pasaje relacionado, Jesús echó fuera una legión de demonios de un hombre gadareno (de la región de Gad). La gente al ver lo que había pasado y que el hombre se encontraba bien, como nunca antes lo habían visto, se asustaron. En el versículo de Marcos 5:17 dice: Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con Él.
Lo que quiero resaltar en este versículo es la diferencia entre las personas que no tuvieron el encuentro personal con Jesús y quien si lo tuvo. Los demás no entendían que pasaba y le pidieron a Jesús que se fuera. Lo que Él hacía no era malo, al contrario; pero ellos al no entender, lo tomaban como algo indeseable y preferían echar a Jesús y seguir en su normalidad.
Por el otro lado, el ex-endemoniado tuvo un milagro sobrenatural de Dios en su vida. Él lo experimentó, lo vivió, los sucesos pasaron dentro de sí mismo. Por eso él sabía el poder que había actuado en ÉL y que era innegable que era la mano de Dios en su vida. Por eso la diferencia de su reacción, mientras todos querían que Jesús se fuera, él quería ir con Jesús.
Eso es lo que pasa con alguien cuya vida ha sido cambiada y dada vuelta por Dios mismo: lo que queremos es seguirlo. Sabemos que Él es la verdad y que sus milagros han sido hechos vida en nosotros. Por eso, sin importar que los demás piensen que es una locura, sabemos que el camino a seguir es Jesús.
jueves, 14 de agosto de 2014
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