Imaginémonos por un momento cómo sería vivir en una casa solo con otra persona. Al principio talvez no la conocés muy bien; puede ser que hayan cosas que te parezcan raras o que te caigan mal. Luego, con el paso del tiempo esa persona te va cayendo bien, te empieza a agradar, tenés conversaciones con ella, pasas momentos que disfrutás y entonces esas cosas que antes talvez no soportabas, no solo no te caen mal, sino te gustan y hasta vos las terminás haciendo. Luego llega un punto en que aprendés a vivir con esa persona. Te acostumbrás tanto a ella que vivir allí, en la misma casa haciendo las mismas cosas se vuelve de lo más normal, ya es algo de todos los días. Poco a poco, sin darte cuenta, lo que esa persona hace te mete en problemas; hacés cosas que antes jamás hubieras hecho; te das cuenta que incluso tu carácter ha cambiado y ya no sos igual que antes; esa persona no te hace nada bien, incluso se está gastando tu dinero.
Este es un caso hipotético, pero para ilustrar el punto le vamos a poner el peor final. Luego te varios años y de todos los líos en los que paraste metido por dejar vivir a esa persona con vos, esos problemas te llevan a la muerte. El problema ahora es que ya es muy tarde para darte cuenta, y para imaginarte que eso iba a pasar.
¿A que vamos con esto? Muchas veces dejamos vivir a alguien o algo con nosotros. Poco a poco lo vamos dejando entrar y hasta le tenemos su cuarto y le hacemos la cama para que esté cómodo. Ese alguien (o algo) es famoso... se llama pecado. Ese pecado es como una enfermedad. Mientras más tiempo viva dentro de vos, más te carcome por dentro (aunque suene feo). Lo peor de todo es que, como en el ejemplo, te acostumbrás a él. Hasta te la pasás bien pecando, lo disfrutás y llega un punto en que lo malo ya no se vé tan malo. Incluso lo llegamos a ver bueno. Buscamos excusas o justificaciones y a veces hasta nosotros nos las creemos... o intentamos creérnoslas.
El pecado es ese asesino. Te la podés pasar bien con él, podés platicar con él (digamos), bailar con él, cantar con él, jugar con él, comer con él. Puede ser tu mejor cuate (supuestamente), pero al final siempre tiene lo peor guardado para vos. Al final te mata y te clava la daga por la espalda. Nunca te acostumbrés a él. Siempre que estés todavía a tiempo, sacalo de tu casa; y si estás leyendo esto es porque estás vivo y todavía estás a tiempo.
Hace unos meses leí un libro de un autor de ciencia ficción cristiana que se llama Frank Peretti, el libro se llama El Juramento, me lo regaló una persona muy especial. Resumiendo la historia se trata de un pueblo en el que los antepasados habían cometido un pecado muy grande y todos lo ocultaban de las personas que no eran de allí. Ese pecado por ser tan fuerte en elllos y por permanecer oculto, había llegado incluso a materializarse. Se convirtió en un dragón. Eso era parte del juramento y todos lo sabían, pero casi nadie se atrevía a hablar del tema abiertamente. Este dragón era enorme y era muy difícil de ver a simple vista. Había empezado como un animal pequeño, pero había llegado a tener un tamaño descomunal.
Había un momento en la vida de algunas personas del pueblo en que una mancha negra aparecía sobre su corazón. Ese era el primer síntoma de su destino inevitable. Trataban de ocultarlo, pero llegaba un punto en que esa mancha despedía un olor a podredumbre y ellos prácticamente enloquecían; su mente ya no era controlada por ellos mismos. Cada una de las víctimas terminaba controlada por el dragón, quien los llevaba a un lugar donde pudiera devorarlos. Allí terminaba su historia. Y cada una comenzaba con un pecado que cometían.
Ese dragón es el símbolo del pecado. En ese pueblo el pecado llegó a materializarse. Como decía en el libro, cada persona puede tener su propio dragón. Si lo dejamos vivir allí, un día puede llegar a dominarnos. Podemos vivir con él, y puede llegar el momento en que nos devore. No hay que permitir que eso pase. Hay que matarlo, y la forma de hacerlo es con Jesús, quien perdona nuestros pecados y nos da una segunda oportunidad siempre que estemos dispuestos a tomarla.
Hay que darnos cuenta cuando el asesino se quiere pasar a vivir a nuestra casa, y no hay que dejarlo entrar. No dejés que él te mate, matalo vos a él. Como dice la Biblia, hay que hacer morir las obras de la carne. No hay que dejar que, como dijo Jesús, el demonio que se va regrese con otros siete. Sacá al primero y que allí se quede.
Que Dios te bendiga!
martes, 19 de mayo de 2009
jueves, 23 de abril de 2009
¿Como acabamos con la violencia?
Guatemala es un país hermoso, lleno de privilegios dados por Dios; un país con un inmenso potencial y con gente muy valiosa. Pero a pesar de esto vemos que muchas personas sufren por la violencia que está suelta por allí. Es algo realmente triste.
Entonces vale hacernos la pregunta ¿cómo terminamos con esto?
Estoy plenamente convencido que si la situación de nuestro país no es la que deseamos, es únicamente por falta de Dios (no que Dios no esté en Guatemala, sino que más personas necesitan tener a Dios en su corazón y vivir para ÉL). Este fin de semana he tenido el invaluable privilegio de ver cómo cambia la vida de las personas gracias a Él y Su Poderoso Espíritu. Me impresiona realmente ver que una persona que antes robaba y hacía mal a los demás, ahora quiera dedicar su vida a JESÚS y vivir para ÉL. Es un cambio real, provocado por Dios. Esa persona es un delincuente menos y una buena persona más. No sólo se quita un mal en nuestro país, se suma un bien. Habrá ahora alguien más que quiera bendecir a otros y que quiera que Dios haga en sus vidas lo que Dios hizo con él.
De verdad, si queremos un cambio en nuestro país, el único que lo logrará es Dios. Como dije, estoy totalmente convencido de eso. No hay otra solución; la solución se llama Jesús. Muchos creerán que es fanatismo. Yo creo que cambiar uno la vida mala que llevaba por una en la que Dios es el centro de nuestra vida es lo mejor que podemos hacer y lo que Dios quiere. Y no digo "creo" como que es lo que pienso, sino como que tengo la certeza que así es.
Entonces, ¿cómo acabamos con la violencia? Es fácil (al menos en palabras)... sembrando la paz. Algo tan sencillo puede cambiar nuestro país y el mundo. Dios es un Dios de paz. Según la Biblia, Él nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento. Cuando alguien recibe a Jesús en su corazón, hay un cambio, se quita lo malo y hay paz en su corazón; se siembra lo bueno. Como también dice la Biblia, no debemos vencer el mal con mal; el mal se vence con el bien. Al hablar y compartir de Dios con las demás personas puede llegar a sembrarse la Palabra de Dios en el corazón de alguien y el Espíritu Santo se pasaría a vivir a ese corazón y sacaría lo malo que pudo haber antes. Hay que "sembrar" a Dios en los corazones, si se puede decir así. Hay que darle de Dios a las demás personas para que todos lo tengamos.
Sembremos la paz en los demás y veremos un cambio. No hay que darle la espalda a la única solución: Jesús. ÉL es la solución. ¿Queremos un país sin violencia? hagamos que más personas tengan a Jesús en su corazón, y la violencia será reemplazada con paz, y con las ganas de hacer el bien por las demás personas.
Que Dios te bendiga!
Entonces vale hacernos la pregunta ¿cómo terminamos con esto?
Estoy plenamente convencido que si la situación de nuestro país no es la que deseamos, es únicamente por falta de Dios (no que Dios no esté en Guatemala, sino que más personas necesitan tener a Dios en su corazón y vivir para ÉL). Este fin de semana he tenido el invaluable privilegio de ver cómo cambia la vida de las personas gracias a Él y Su Poderoso Espíritu. Me impresiona realmente ver que una persona que antes robaba y hacía mal a los demás, ahora quiera dedicar su vida a JESÚS y vivir para ÉL. Es un cambio real, provocado por Dios. Esa persona es un delincuente menos y una buena persona más. No sólo se quita un mal en nuestro país, se suma un bien. Habrá ahora alguien más que quiera bendecir a otros y que quiera que Dios haga en sus vidas lo que Dios hizo con él.
De verdad, si queremos un cambio en nuestro país, el único que lo logrará es Dios. Como dije, estoy totalmente convencido de eso. No hay otra solución; la solución se llama Jesús. Muchos creerán que es fanatismo. Yo creo que cambiar uno la vida mala que llevaba por una en la que Dios es el centro de nuestra vida es lo mejor que podemos hacer y lo que Dios quiere. Y no digo "creo" como que es lo que pienso, sino como que tengo la certeza que así es.
Entonces, ¿cómo acabamos con la violencia? Es fácil (al menos en palabras)... sembrando la paz. Algo tan sencillo puede cambiar nuestro país y el mundo. Dios es un Dios de paz. Según la Biblia, Él nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento. Cuando alguien recibe a Jesús en su corazón, hay un cambio, se quita lo malo y hay paz en su corazón; se siembra lo bueno. Como también dice la Biblia, no debemos vencer el mal con mal; el mal se vence con el bien. Al hablar y compartir de Dios con las demás personas puede llegar a sembrarse la Palabra de Dios en el corazón de alguien y el Espíritu Santo se pasaría a vivir a ese corazón y sacaría lo malo que pudo haber antes. Hay que "sembrar" a Dios en los corazones, si se puede decir así. Hay que darle de Dios a las demás personas para que todos lo tengamos.
Sembremos la paz en los demás y veremos un cambio. No hay que darle la espalda a la única solución: Jesús. ÉL es la solución. ¿Queremos un país sin violencia? hagamos que más personas tengan a Jesús en su corazón, y la violencia será reemplazada con paz, y con las ganas de hacer el bien por las demás personas.
Que Dios te bendiga!
domingo, 1 de marzo de 2009
¿Querés saber un secreto?
Hola a todos! Llevo bastante tiempo sin escribir algo en este blog y he querido hacerlo desde hace rato, pero por no encontrar "el mensaje correcto" o algo que haya creído conveniente para publicar, no lo había hecho. Hoy decidí que vale la pena publicar cosas que Dios me ha enseñado aunque no desarrolle un tema larguísimo de ellas o no parezcan super inspiradas, y espero poder seguirlo haciendo.
Hoy iba pensando mientras manejaba en que Dios muchas veces nos puede enseñar secretos, cosas que solo a vos (o talvez a otros pocos) ha enseñado. Y me vino a la mente esta frase: Dios te puede enseñar cosas secretas en un libro público. ¿Porqué un libro público? La Biblia es el libro más vendido de la historia; creo que la mayoría de las personas tiene una, aunque sea de adorno o empolvada en algún lado de la casa. Es un libro que está abierto a muchísimas personas, prácticamente a todas, o al menos a todo el que la quiera. Sin embargo ¿cuántos de nosotros nos tomamos el tiempo para leer ese Libro público?
Hace años quise empezar a leer la Biblia. Pensé que si la Biblia es la Palabra de Dios, o sea lo que Dios dice y quiere para nosotros, el Libro supremo, y que con eso podía conocer a Dios, al verdadero Dios y Creador, sería bueno leerla y saber al menos qué decía. Yo no tenía idea de qué estaba escrito adentro más allá de los diez mandamientos y las conocidas historias que uno siempre lee o le cuentan. Entonces intenté empezarla a leer. Creo que si pasé de la primera página fue bastante. En esa ocasión no lo seguí haciendo.
Pasados algunos años, cuando empecé a ir a una Iglesia con mi papá, yo escuchaba lo que hablaban y lo que leían en la Biblia, y me parecía algo realmente extraordinario, entonces quise conocer de lo que Dios dice, por lo que empecé a leerla con muchas ganas. Leía bastantes capítulos al día y quería conocer más y más. Poco a poco fui conociéndola y dejando que Dios mismo abriera mis ojos poco a poco, enseñándome y corrigiéndome Él mismo con lo que dejó escrito en su Libro.
¿A qué voy con todo esto? La Biblia puede ser el libro más público del mundo, puede tener muchas copias vendidas, yo puedo tener una, dos, o tres, con pasta dura, suave, con dibujos, colores, letra grande, como sea. Pero en realidad, de qué sirve si de esa Biblia, sus páginas nunca han sido abiertas, si hay allí una página con palabras (y muy valiosas) que jamás alguien las ha visto o se ha tomado el tiempo de leerlas; si las páginas están allí pegadas y la Biblia está allí como una cosa más en mi cuarto o entre otros libros. ¿Qué pasaría si hoy la agarrás y leés algo que en realidad te impresiona? Talvez la respuesta que estás esperando, o algo que Dios te hable específicamente a vos y que te abra los ojos y te enseñe el propósito de tu vida. En realidad uno no sabe lo que Dios le puede enseñar el día de hoy. El que busca encuentra, y seguro que si nos tomamos un tiempo para ver, aunque sea por curiosidad, qué tiene Dios que decirnos, nos vamos a topar con cosas impresionantes.
Entonces volviendo a la frase: Dios te puede enseñar cosas secretas en un libro público. Él puede tener esas Palabras allí para todos, pero tiene también cosas preparadas específicamente para vos, como si hubiera un regalo empacado en un papel especial y con una tarjeta que donde dice "Para:" está tu nombre, y luego dice "De: Dios". Realmente Dios habla, y está allí vivo, viéndonos y cuidando de nosotros. Dios busca a los que le buscan. Si podemos tomarnos un tiempo para buscar cosas en internet que aunque no sean malas no nos traen tampoco algo bueno; o para ver un programa de televisión; o para hablar con un amigo... seguramente podemos apartar un poco de tiempo para hablar con Quien quiere ser nuestro mejor amigo.
Y para terminar dejo este pensamiento que una vez alguien muy especial me dijo: ¿Porqué voy a conformarme con que otros me digan "la Biblia dice", mejor lo leo yo.
Pensalo, la Biblia está a nuestro alcance, ¿porqué no la leemos? Que Dios te bendiga!!!
Hoy iba pensando mientras manejaba en que Dios muchas veces nos puede enseñar secretos, cosas que solo a vos (o talvez a otros pocos) ha enseñado. Y me vino a la mente esta frase: Dios te puede enseñar cosas secretas en un libro público. ¿Porqué un libro público? La Biblia es el libro más vendido de la historia; creo que la mayoría de las personas tiene una, aunque sea de adorno o empolvada en algún lado de la casa. Es un libro que está abierto a muchísimas personas, prácticamente a todas, o al menos a todo el que la quiera. Sin embargo ¿cuántos de nosotros nos tomamos el tiempo para leer ese Libro público?
Hace años quise empezar a leer la Biblia. Pensé que si la Biblia es la Palabra de Dios, o sea lo que Dios dice y quiere para nosotros, el Libro supremo, y que con eso podía conocer a Dios, al verdadero Dios y Creador, sería bueno leerla y saber al menos qué decía. Yo no tenía idea de qué estaba escrito adentro más allá de los diez mandamientos y las conocidas historias que uno siempre lee o le cuentan. Entonces intenté empezarla a leer. Creo que si pasé de la primera página fue bastante. En esa ocasión no lo seguí haciendo.
Pasados algunos años, cuando empecé a ir a una Iglesia con mi papá, yo escuchaba lo que hablaban y lo que leían en la Biblia, y me parecía algo realmente extraordinario, entonces quise conocer de lo que Dios dice, por lo que empecé a leerla con muchas ganas. Leía bastantes capítulos al día y quería conocer más y más. Poco a poco fui conociéndola y dejando que Dios mismo abriera mis ojos poco a poco, enseñándome y corrigiéndome Él mismo con lo que dejó escrito en su Libro.
¿A qué voy con todo esto? La Biblia puede ser el libro más público del mundo, puede tener muchas copias vendidas, yo puedo tener una, dos, o tres, con pasta dura, suave, con dibujos, colores, letra grande, como sea. Pero en realidad, de qué sirve si de esa Biblia, sus páginas nunca han sido abiertas, si hay allí una página con palabras (y muy valiosas) que jamás alguien las ha visto o se ha tomado el tiempo de leerlas; si las páginas están allí pegadas y la Biblia está allí como una cosa más en mi cuarto o entre otros libros. ¿Qué pasaría si hoy la agarrás y leés algo que en realidad te impresiona? Talvez la respuesta que estás esperando, o algo que Dios te hable específicamente a vos y que te abra los ojos y te enseñe el propósito de tu vida. En realidad uno no sabe lo que Dios le puede enseñar el día de hoy. El que busca encuentra, y seguro que si nos tomamos un tiempo para ver, aunque sea por curiosidad, qué tiene Dios que decirnos, nos vamos a topar con cosas impresionantes.
Entonces volviendo a la frase: Dios te puede enseñar cosas secretas en un libro público. Él puede tener esas Palabras allí para todos, pero tiene también cosas preparadas específicamente para vos, como si hubiera un regalo empacado en un papel especial y con una tarjeta que donde dice "Para:" está tu nombre, y luego dice "De: Dios". Realmente Dios habla, y está allí vivo, viéndonos y cuidando de nosotros. Dios busca a los que le buscan. Si podemos tomarnos un tiempo para buscar cosas en internet que aunque no sean malas no nos traen tampoco algo bueno; o para ver un programa de televisión; o para hablar con un amigo... seguramente podemos apartar un poco de tiempo para hablar con Quien quiere ser nuestro mejor amigo.
Y para terminar dejo este pensamiento que una vez alguien muy especial me dijo: ¿Porqué voy a conformarme con que otros me digan "la Biblia dice", mejor lo leo yo.
Pensalo, la Biblia está a nuestro alcance, ¿porqué no la leemos? Que Dios te bendiga!!!
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